Palacio Real de la Granja de San Ildefonso

Palacio Real de la Granja de San Ildefonso

Una de las zonas más singulares de la provincia de Segovia es la que se extiende por el sector norte de la Sierra de Guadarrama, donde nacen el río Eresma y los afluentes de su cabecera y en la que se hallan los Reales Sitios de \Talsaín, La Granja y Riofrío. «Valsain es muy real monte de 0550 et de puerco…, se lee en el Libro de la Montería de Alfonso XI, y la observación es muy ajustada ya que fue la riqueza cine-gótica de estos bosques la que atrajo hacia ellos, y desde antiguo, a los reves de Castilla, grandes cazadores, y la que movió a Felipe II, en 1552, cuando todavía era príncipe, a encomendar a su arquitecto Gaspar de Vega la construcción de un palacio sobre el solar que ocupaba, desde los tiempos de Enrique III probablemente, al refugio llamado Casa del Bosque.

Esta residencia real. en la que naciera la princesa Isabel Clara Eugenia, sufrió los efectos de un incendio en 169″, cuando el reinado de Carlos II llegaba a su fin, y en el momento presente apenas es otra cosa que un recuerdo y un pequeño conjunto de ruinas, .Felipe V, el primer monarca español de la Casa de Borbón, atraído por la belleza y, grandiosidad de estos parajes decidido a construir una mansión que le evocara el lejano Versalles, pudo así elegir un nuevo emplazamiento para ella y optó por un lugar próximo a Valsaín, donde había una ermita dedicada a San Ildefonso en torno a la cual tenían casa y granja los monjes jerónimos del Monasterio del Parral de Segovia.

La compra de terrenos se efectuó el 23 de marzo de 120 y ese mismo año dieron comienzo las obras de explanación y remoción de tierras. dirigidas por los ingenieros Esteban Marchand y Fernando Méndez, a las que siguieron las de construcción del palacio, de la coiegiata, de los jardines v de las fuentes. iniciadas el 1 de abril de 1-«21 y en las que intervinieron, entre otros, el arquitecto Teodoro Ardemans, los escultores Thierrv. Fremín, Pitué v Dumandré, los jardineros Renato Carliei Esteban Botelú y un grupo numerosos de canteros, fundidores, plantadores y peones, próximo a las 5.000 personas. muchas de las cuales se quedaron en La Granja, una vez finalizadas las obras, constituyendo su primer núcleo de población No es posible resumir en pocas líneas la marcha de los trabajos ni el desarrollo de los posteriores proyectos: en 123 había finalizado la construcción de la capilla y de una parte del palacio y, en 1746, a la muerte del fundador, también podían darse por concluidos los jardines y sus monumentales fuentes.

El Real Sitio de San Ildefonso tardaría, sin embargo, mucho tiempo en alcanzar su configuración definitiva, pues en los años siguientes la actividad constructora se iba a desplazar hacia Riofrío.

En 1746 comenzó a reinar Fernando VI, hijo de Felipe y y de su primera esposa María Luisa de Saboya. Isabel de Farnesio, su madrastra, se hallaba incómoda a su lado y decidió adquirir una finca de caza que la familia real tenía arrendada para acometer la construcción de otro Real Sitio, en el que habrían de integrarse un palacio, casas de oficios, cuarteles, caballerizas, teatro, jardines, y un convento destinado a los religiosos franciscanos.

Se encomendaron las obras al arquitecto italiano Víctor Rabaglio y. aunque destituciones y fallecimientos fueron causa de que al frente de las mismas se situaran otros, como los también italianos Fraschina y Sexmini, y el español José Díaz Gamones, se respetó en lo esencial el provecto primitivo. Que no pudo quedar concluido va que, a la muerte de Fernando VI, acaecida en 159, accedió al trono de España Carlos III. hijo de Isabel de Farnesio, Y ésta perdió interés por Riofrío.

Unos pocos años de actividad intensa habían bastado sin embargo para terminar el palacio, una vasta construcción de planta cuadrada, con tres alturas rematadas por elegante balaustrada coronada de jarrones,

estructurada en torno a un patio central porticado que da acceso a la capilla ya una doble escalera regia, apoyada en monolíticas columnas de granito » adornada con numerosos grupos escultóricos en los que destacan la belleza y gracia de los cuerpecillos infantiles que en ellos se integran.

La actuación de los Borbones españoles no se redujo a la construcción de estas residencias reales. Sus frecuentes estancias en La Granja propiciaron todo tipo de realizaciones, sobresaliendo a este respecto las desarrolladas por Carlos III, que incorporó a la corona los robledos y pinares de Pirón. Valsaín y Riofrío, comprados a Segovia en 1761, y que potenció la puesta en ejecución de varios planes de ordenación ‘ embellecimiento que supusieron una gran transformación para La Granja, al tiempo que favorecían la presencia en el Sitio de arquitectos, pintores y jardineros que siguieron dotando a estos lugares de bellas muestras de arte cortesano, como la iglesia parroquial de Trescasas-Sonsoto, enriquecida con magníficos lienzos de Maella y Bayeu, el Jardín del Príncipe, delicioso juguete vegetal trazado en la falda del Cerro de Matabueyes para el que luego sería rey con el nombre de Carlos IV, o la fábrica de vidrio, uno de los pocos ejemplos que subsisten de la arquitectura industrial del siglo XVIII.

Los Reales Sitios fueron escenario de acontecimientos que tuvieron repercusión nacional e internacional; aquí se firmó en 1796 el Tratado de San Ildefonso, acuerdo de alianza ofensivo-defensiva que comprometía a Francia y España contra Inglaterra, y aquí se produjo, en 1836, la sublevación de las tropas de guarnición en La Granja, que obligaron a la reina Cristina a firmar la puesta en vigor de la Constitución de Cádiz abolida por Fernando VII.

Pero la existencia de estos Reales Sitios no ejeció gran influencia en la vida segoviana. En el campo artístico, las corrientes europeístas que representaban apenas rebasaron los límites de los dominios reales. No consiguieron revitalizar la ya débil economía segoviana a pesar de las manufacturas que se crearon en La Granja, ya en el siglo XVIII —vidrio, fundición, hilados—o en Riofrío —embutidos— dentro del siglo XX. El aislamiento del enclave alcanzó incluso a lo eclesial, pues por la bula Dum infatigabilem, dada por Benedictino XIII el 20 de diciembre de 1724, el territorio quedaba segregado de la diócesis segoviana y pasaba a depender del abad de la Colegiata de San Ildefonso. Tan lejanos parecían estar los Reales Sitios que Quadrado. al publicar su obra, decidió incluirlos en Castilla la Nueva prescindiendo de la división territorial., porque aunque enclavados en el término de Segovia, de la cual apenas distan dos leguas al sudeste, hijuela son de la corte.., y en vez de recibir de la vieja ciudad su animación, a temporadas con su proximidad se la comunican..

En el momento presente, los Reales Sitios de La Granja de San Ildefonso y Riofrío son dos centros turísticos de gran importancia y sus palacios, sus jardines y sus fuentes, son visitados por viajeros que llegan desde todos los rincones del mundo atraídos por la fama de sus bellezas.